El transporte eléctrico no es el futuro de la movilidad, es el presente. A día de hoy, supone un significativo porcentaje de las soluciones de transporte en multitud de ciudades europeas, superando cuotas del 40% en países como Noruega.
Así pues, y con el firme objetivo de cumplir sus objetivos de emisiones, numerosos países de la Unión Europea entre los que se encuentra España, han impulsado medidas para incrementar la compra de vehículos eléctricos: ayudas económicas, plazas de aparcamiento gratuitas, reducción de impuestos, o conducción por zonas a priori reservadas a autobuses y taxis, mejorando la fluidez del tráfico y la rapidez del trayecto.
Tales medidas han influenciado la intención de compra de muchos españoles: informes recientes concluyen que el 28% de los usuarios planea adquirir un vehículo eléctrico en los próximos meses, y más de la mitad afirma que, si tuviera que comprar un coche en los próximos 5 años, sería al menos híbrido.
Este cambio en el comportamiento del consumidor se refleja en el mundo del automovilismo, donde las soluciones en movilidad eléctrica están en pleno auge. De hecho, con la Fórmula E, los deportes de motor eléctrico se están convirtiendo en protagonistas a escala mundial. Conocida mundialmente como ABB FIA Fórmula E Championship, ésta competición ha reinventado el automovilismo a través de unos valores enfocados a la conciencia social-medioambiental y las prácticas sostenibles.
En una sociedad en la que el transporte supone una quinta parte de las emisiones antropogénicas de carbono a nivel mundial, la necesidad de inspirar a las nuevas generaciones sobre los beneficios de adoptar una movilidad sostenible se hace más patente que nunca. Para ello, además de implementar medidas sostenibles y eléctricas en la competición, se alienta a los asistentes y espectadores a utilizar prácticas sostenibles de movilidad como compartir vehículos o utilizar eléctricos para desplazarse hasta el circuito.
Diferencias entre Fórmula 1 y Fórmula E
No es sólo la disminución de la contaminación del aire lo que hace destacar a ABB Fórmula E, sino que también lo es la reducción de la contaminación acústica que supone.
Los coches de batería, impulsados por trenes motrices eléctricos de alta eficiencia, utilizan algunas de las tecnologías de e-movilidad más avanzadas del mundo, lo que permite eliminar el estruendo típico de los coches de combustión.
También destaca la construcción, que en el caso de la Fórmula E se lleva a cabo no sólo en fibra de carbono, sino también en aluminio. Sus dimensiones superan por veinte centímetros al Fórmula 1 convencional, y son algo más pesados debido al espacio que ocupan las baterías.
Por último, el presupuesto que manejan los equipos es otro elemento diferencial: mientras una escudería convencional de Fórmula 1 requiere entre 70 y 80 millones de euros al año, las escuderías de Fórmula E rebajan este presupuesto a cuatro millones.