Las ciudades se han convertido en un foco de interés preferente para la sociedad urbana actual. Con una concentración de personas cada vez mayor viviendo en contextos urbanos (se espera que en el año 2050 un 70% de la población mundial), las ciudades son actualmente escenarios de grandes cambios físicos y tecnológicos.
Uno de los grandes desafíos a los se enfrentan para ser sostenibles e innovadoras es la necesidad de ser diseñadas para adaptarse a los requerimientos de sus habitantes y visitantes, teniendo en cuenta su diversidad. Es aquí donde la iluminación adquiere un papel fundamental no sólo para mantener el equilibrio entre la seguridad y confort para las personas sino también para la consecución de la ansiada eficiencia energética, convirtiéndose, además, en una autopista de comunicaciones al servicio de la sociedad.
Una ciudad bien iluminada hace que mejore su habitabilidad redundando, de manera positiva, en la salud de los ciudadanos que las habitan. Es necesario ser consciente de la importancia que un adecuado alumbrado público, funcional y ambiental puede tener para la imagen, el medio ambiente y la economía de la ciudad.
En este sentido, son muchos los factores que inciden en un adecuado alumbrado público, entre ellos, la disposición de un buen portafolio de ópticas que ayuden a conseguir una calidad lumínica acorde al tipo de vial iluminado.
Las ópticas son fundamentales para la eficiencia de las luminarias. Mejoran el control del haz de luz hacia el lugar deseado, aumentan el rendimiento de la luminaria y evitan, entre otros, el deslumbramiento directo a los usuarios en direcciones no deseadas.
Diseño de ópticas
A la hora de diseñar una óptica hay que tener en cuenta diversos aspectos funcionales que vendrán marcados por las normativas vigentes para los diferentes espacios y el tipo de distribución de luz, alcance y apertura solicitados.
“Existen otros aspectos como las dimensiones y los materiales, impuestos por el diseño de la luminaria y los procesos productivos, que también hay que tenerlos en cuenta antes de abordar la optimización de los componentes ópticos” continúa Laporta.
En iluminación pública, se utilizan lentes individuales, de plástico ya que tienen una alta eficiencia, protegidas en algunos casos mediante un vidrio plano y de fotometría vial asimétrica que dirigen la luz a zonas concretas para evitar pérdidas lumínicas.